KEPA ARBIZU
No sería descabellado definir a Ben Harper como un casi “stajanovista” del rock. Desde hace unos cuantos años son ya muchos los proyectos/discos en los que ha tomado parte. Además de variados en su forma y poseedores de una calidad media notable, siempre ha buscado ir un paso más allá de meramente engordar su currículum y ha decidido buscarse aliados y colaboradores con los que llegar a una meta común. El más reciente de ellos involucra a su propia madre, Ellen Harper.
Childhood Home es un álbum que habla de la infancia, de la unión familiar, pero lo hace sin falsas sensiblerías. No obstante presenta dichos temas desde una perspectiva realista, nostálgica e incluso en ocasiones dolorosa, en la que intervienen los problemas, los fallos cometidos o la crudeza del entorno. El binomio hijo y madre no es en esta ocasión un artificio extra musical, ya que ella ha tenido un papel fundamental en el desarrollo de la carrera de su hijo al dirigir en Claremont (California) un museo y centro musical por el que han pasado diferentes intérpretes y en el que el joven Ben adquirió sus primeros conocimientos.
Estamos ante un trabajo, por lo tanto, que es una reivindicación de las raíces de una manera total. Si ya ha quedado clara la unión sanguínea que palpita en él, también existe una obvia recuperación estilística de los primeros pasos del propio músico, lo que significa optar por un sonido acústico y un contexto mucho más “folkie”. Visto así pudiera parecer a priori no tener mucho que ver con su disco anterior, en el que formaba dúo con el mítico armonicista de blues Charlie Musselwhite (Get Up!), pero en el fondo subyace el mismo interés por rebuscar en los orígenes, haciéndose acompañar de sus representantes.
Aunque es evidente que el peso casi total del álbum lo lleva la familia Harper (ambos se reparten la composición de los temas) , tampoco hay que obviar la presencia, y el papel que juegan, de algunos de los componentes habituales de su banda. Entre todos ellos dan forma a un trabajo que contiene un sonido muy homogéneo y que claramente apuesta por crear una ambientación agradable y emotiva, en la que tiene mucho que ver la forma de empastar las voces de ambos. Con esas características y teniendo en cuenta que principalmente es el folk-country el guía estilístico de casi todas las composiciones, es lógico, a pesar de las muchas diferencias que se pueden esgrimir, pensar en duetos formados a lo largo de la historia como Gram Parsons y Emmylou Harris, Richard y Linda Thomspon o Buddie y Julie Miller.
Dentro de ese sonido de raíces, en un entorno plácido y acogedor, se moverá un tema como A House Is a Home, e incluso la más melosa Altar of Love, donde toma protagonismo Ellen. El mismo que mantiene en una melodía más arrastrada, y dejando paso a un tono más campestre, aunque siempre con la delicadeza que marca el tono general del álbum, como la de City of Dreams. En un lado más profundo se encuentra la preciosa Heavyhearted World, mientras que Farmer’s Daughter se presenta más desértica con influencia del blues y el gospel.
Sin salirse nunca demasiado de ese camino musical ya mencionado hay algunas composiciones que sí parecen acercarse sigilosamente a esa intensidad y personalidad que ofrece habitualmente la música de Ben Harper; ya sea por medio de la sensible y épica How Could We Not Believe, la más intensa Learn It All Again Tomorrow o la emotividad soul de Born to Love You.
Si hubiera que definir con un adjetivo Childhood Home sería el de delicioso. Su sonido cálido y amable es capaz de arropar al oyente, sensaciones en perfecta comunión con la idea central que maneja el álbum. Si bien es cierto que Ben Harper donde mejor se maneja es en los sonidos negros, esta colaboración con su madre ofrece unos muy destacables réditos, algo que sirve para confirmar la condición de “todoterreno” del intérprete norteamericano y además con el mérito añadido de saldarlo con buena nota siempre.
Escrito originalmente para: http://www.paisajeselectricos.com/2014/05/20/childhood-home-ben-ellen-harper/
