10 feb 2013

Eric Burdon, la voz que nunca se apaga



KEPA ARBIZU


La historia de la música rock está jalonada por una multitud de voces que nacen de personas de raza blanca pero que su esencia es eminentemente negra. De Joe Cocker a Tom Waits, pasando por Mitch Ryder o Steve Winwood, son algunos nombres en los que se produce este fenómeno. Entre todos ellos uno de los más destacados es el de Eric Burdon, cantante inglés septuagenario que acaba de publicar ‘Til Your River Runs Dry, un brillante y vital nuevo disco. 

Un trabajo que coincide con el 50 aniversario del nacimiento de The Animals, grupo que capitaneaba el inglés y que se abrieron paso entre el sonido de los años 60 a base de nutrirse de los sonidos blues y similares. Se trata del regreso discográfico después de nueve años sin material nuevo (desde aquel “My Secret Life”), aunque en medio ha editado el “Soul of a Man”, compuesto de versiones. Un lapso de tiempo que podría poner en duda el estado de forma del intérprete, algo que ya solventó el año pasado con el magistral y crudísimo EP que publicó con The Greenhornes en el que desataba toda su fuerza. 

Un nuevo trabajo éste en el que por encima de todo destaca su contundente producción, en la que ha colaborado el propio cantante con Tony Braunagel, consistente en un fuerte y dinámico sonido en el que, además de su banda de acompañamiento habitual, han tomado parte una multitud de músicos que se han encargado de llenar de matices instrumentales cada uno de los temas, llegando a conseguir dar forma a una mirada amplia de la música negra. 

En prácticamente todo el disco la construcción de ritmos se mueve entre el blues y el soul, algo que no quiere decir en absoluto que no derive en otros matices. Por ejemplo “Water”, en la que reflexiona sobre la importancia en el mundo de dicha sustancia, está sujeta a una épica cercana al rock americano de Springsteen. En “Memorial Day” aparece un deje gospel (con sus coros femeninos), en un ambiente árido y en el que Burdon puede llegar a recordar a Neil Young, para homenajear no tanto a los caídos en las guerras como a aquellos que siempre han abogado por la paz. Incluso nos encontraremos con algunas composiciones que desprenden un sabor “latino” como sucede con “Wait”. 

Pero hay un grueso de temas que se mueven en un sonido clásico y claramente de raíces negras, así sucede en la elegante, al estilo de Lee Dorsey o Allen Toussaint, “Devil and Jesus” o en las sonoridades puramente Nueva Orleans de la rítmica “Bo Diddley Special”, en homenaje al mítico músico de rock and roll. El jazz también tendrá su espacio, ya sea desde postulados más pantanosos y heterodoxos como “River is Rising”, con la catástrofe del Katrina y la figura de Fats Domino en mente, o la más clásica “Invitation to the White House”. Mención especial para las emotivas, y dos puntos fuertes del álbum, “Medicine Man”, versión de Marc Cohn, y “27 Forever”. 

Se trata de un disco ecléctico, que si por si había dudas a este respecto hay que añadir las rockeras “Old Habits Die Hard”, energía dedicada a aquellos que luchan por el cambio social, o la versión de, otra vez, Bo Diddley “Before You Accuse Me”, y que sirven de epílogo (estilístico) a un disco ágil, contundente, de varias caras pero que todas ellas enfocan a un Eric Burdon que maneja su voz con la maestría de antaño y la madurez actual, mostrándola fiera o delicada según le interese. 

Escrito originalmente para: http://tamtampress.es/2013/02/11/eric-burdon-la-voz-que-nunca-se-apaga/