KEPA ARBIZU
Siempre será un misterio las claves que llevan a un producto a obtener el éxito. Antony Hegarty, más conocido por su nombre grupal, Antony and the Johnsons, ha conseguido que su música sea admirada por un número muy considerable de personas. Y digo que es una incógnita porque no parece que su estilo sea el más adecuado, dentro de lo que se estila en un mundo de consumo rápido, para conseguirlo.
Pero hay algo más que le hace especial al artista neoyorquino y es su propia personalidad. Partiendo desde su ambigüedad sexual articula un discurso que se hace muy especial y emotivo. Nunca ha ocultado que su vida ha estada marcada por el rechazo y la dificultad para ser libre siendo él mismo y lo más emocionante de todo es que esa sensación la ha sabido trasladar a la perfección a sus canciones.
Precisamente es en su virtud, la de crear una música biográfica y llena de sensibilidad, donde podría estar su peligro, la de inclinar la balanza hacia una sensiblería o dulcificación de su sonido, cosa que dicho sea de paso no ha sucedido jamás. Incluso no le sucede en su nuevo disco, “Swanlights”, a pesar de ser uno de los menos sobresalientes teniendo en cuenta la calidad media de toda su producción hasta la fecha.
Para este nuevo trabajo ha mantenido la misma forma de promoción que hizo con “The crying light”. Unos meses antes de salir a la venta el disco largo ha puesto en el mercado un EP en el que se incluían un par de versiones, John Lennon y Bob Dylan, y tres tremas inéditos, uno de ellos a modo de adelanto.
Centrándonos en su nuevo disco nos encontramos con que su sonido es algo más ornamentado. La instrumentación y el peso de la orquesta adquiere mucha más presencia que en otras ocasiones, labor que de nuevo recae en las manos del arreglista Nico Muhly. Todo ello hace que en general las canciones tengan un cierto tono “maximalista”, término que también se puede extrapolar a la presentación de la versión extendida del disco donde se acompaña con un libro de 144 páginas.
Ya en la canción que sirvió de adelanto, “Thank you for your love”, se pueden ver todas esas características, también aplicables a “I’m in love”. Se trata de un ritmo casi pop, teniendo en cuenta las melodías habituales de Antony and the Johnsons, y que desprende una sensación positiva, optimista. Todo rodeado de una orquestación muy densa. Curiosamente sin ser una de las virtudes conocidas de Hegarty el resultado es notable.
La naturaleza, como metáfora de hermandad y entendimiento, ha estado muy presente a lo largo de su discografía. En esta ocasión dicha temática se hace patente en “The great white ocean” y “Salt silver oxygen”. Dos canciones, curiosamente, de las más reseñables. Ambas tienen un tono bucólico claro, la primera desde la contención y la segunda desde una utilización de los instrumentos fantasiosa.
La parte más dramática y la más habitual en lo que supone la carrera del grupo, aparece en temas como “Everything is now”, que se encuadra dentro de las canciones muy trabajadas en cuanto a orquestación se refiere. “Ghost”, haciendo nombre a su título, transmite una sensación de misterio e intriga que continúa en “Swanlights” y en la magnífica “Christina’s farm”. Todas ellas crean el núcleo más sobrio y especial del trabajo. “Flétta”, cantada en finés junto a Bjork, es otro de los reclamos debido a la fama y lo peculiar de ambos pero que también esconde un tema interesante que comienza lento y delicado y va aumentando su tensión.
“Swanlights” no será visto con el paso de los años como uno de los discos referentes de Antony and the Johnsons, cosa que no quiere decir que sea de baja calidad, simplemente que empalidece algo en comparación con sus otros brillantes discos. El camino de adornar más de lo habitual sus canciones, dándole una gran importancia a la aparición de los instrumentos, no ha conseguido el resultado esperado pero tampoco da señales de significar un estancamiento en su música. Muy al contrario Hegarty y su grupo sigue manifestando un mundo particular lleno de matices y cualidades.
Escrito originalmente para:
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article19523
Siempre será un misterio las claves que llevan a un producto a obtener el éxito. Antony Hegarty, más conocido por su nombre grupal, Antony and the Johnsons, ha conseguido que su música sea admirada por un número muy considerable de personas. Y digo que es una incógnita porque no parece que su estilo sea el más adecuado, dentro de lo que se estila en un mundo de consumo rápido, para conseguirlo.
Pero hay algo más que le hace especial al artista neoyorquino y es su propia personalidad. Partiendo desde su ambigüedad sexual articula un discurso que se hace muy especial y emotivo. Nunca ha ocultado que su vida ha estada marcada por el rechazo y la dificultad para ser libre siendo él mismo y lo más emocionante de todo es que esa sensación la ha sabido trasladar a la perfección a sus canciones.
Precisamente es en su virtud, la de crear una música biográfica y llena de sensibilidad, donde podría estar su peligro, la de inclinar la balanza hacia una sensiblería o dulcificación de su sonido, cosa que dicho sea de paso no ha sucedido jamás. Incluso no le sucede en su nuevo disco, “Swanlights”, a pesar de ser uno de los menos sobresalientes teniendo en cuenta la calidad media de toda su producción hasta la fecha.
Para este nuevo trabajo ha mantenido la misma forma de promoción que hizo con “The crying light”. Unos meses antes de salir a la venta el disco largo ha puesto en el mercado un EP en el que se incluían un par de versiones, John Lennon y Bob Dylan, y tres tremas inéditos, uno de ellos a modo de adelanto.
Centrándonos en su nuevo disco nos encontramos con que su sonido es algo más ornamentado. La instrumentación y el peso de la orquesta adquiere mucha más presencia que en otras ocasiones, labor que de nuevo recae en las manos del arreglista Nico Muhly. Todo ello hace que en general las canciones tengan un cierto tono “maximalista”, término que también se puede extrapolar a la presentación de la versión extendida del disco donde se acompaña con un libro de 144 páginas.
Ya en la canción que sirvió de adelanto, “Thank you for your love”, se pueden ver todas esas características, también aplicables a “I’m in love”. Se trata de un ritmo casi pop, teniendo en cuenta las melodías habituales de Antony and the Johnsons, y que desprende una sensación positiva, optimista. Todo rodeado de una orquestación muy densa. Curiosamente sin ser una de las virtudes conocidas de Hegarty el resultado es notable.
La naturaleza, como metáfora de hermandad y entendimiento, ha estado muy presente a lo largo de su discografía. En esta ocasión dicha temática se hace patente en “The great white ocean” y “Salt silver oxygen”. Dos canciones, curiosamente, de las más reseñables. Ambas tienen un tono bucólico claro, la primera desde la contención y la segunda desde una utilización de los instrumentos fantasiosa.
La parte más dramática y la más habitual en lo que supone la carrera del grupo, aparece en temas como “Everything is now”, que se encuadra dentro de las canciones muy trabajadas en cuanto a orquestación se refiere. “Ghost”, haciendo nombre a su título, transmite una sensación de misterio e intriga que continúa en “Swanlights” y en la magnífica “Christina’s farm”. Todas ellas crean el núcleo más sobrio y especial del trabajo. “Flétta”, cantada en finés junto a Bjork, es otro de los reclamos debido a la fama y lo peculiar de ambos pero que también esconde un tema interesante que comienza lento y delicado y va aumentando su tensión.
“Swanlights” no será visto con el paso de los años como uno de los discos referentes de Antony and the Johnsons, cosa que no quiere decir que sea de baja calidad, simplemente que empalidece algo en comparación con sus otros brillantes discos. El camino de adornar más de lo habitual sus canciones, dándole una gran importancia a la aparición de los instrumentos, no ha conseguido el resultado esperado pero tampoco da señales de significar un estancamiento en su música. Muy al contrario Hegarty y su grupo sigue manifestando un mundo particular lleno de matices y cualidades.
Escrito originalmente para:
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article19523