27 abr 2010

"Women and country", Jakob Dylan. Camino hacia la gloria




















Kepa Arbizu-TerceraInformación

Es lógico que la excusa de que no es fácil cargar con un apellido tan carismático como Dylan pueda molestar a todos aquellos músicos que anónimamente ensayan año tras año en un pequeño garaje o tocan en clubes desconocidos sin ninguna difusión. Pero también hay que reconocer que el peso del linaje trae sus complicaciones añadidas.

Jakob Dylan comenzó su carrera de la mano del grupo Wallflowers, que llegaron a cosechar un tremendo éxito con su single “One headlight”. Durante sus cinco discos realizaron un rock americano con gusto comercial, en el que se veía una buena labor y algunas melodías apreciables, aunque en general se echaba en falta cierta contundencia y profundidad.

Tras dar por agotada la etapa con su banda decidió embarcarse en solitario. Al cambio lógico de estructura le siguió uno estilístico muy obvio. Lo que antes era achacable, la falta de definición de su sonido, en solitario logra alcanzarla. Su música se vuelve más pura, entendiendo este concepto como una consolidación del reflejo de sus influencias, y el country-folk y en general la música americana tradicional se convierte en su línea clara de trabajo, como queda refrendado en su primer disco, “Seeing things”.

Recientemente ha publicado su segundo álbum, “Women and country”. En términos generales estamos ante una continuación en su manera de entender la música pero también hay algunas variaciones evidentes. Jakob Dylan, ya sea por la facilidad que le da su nombre o por elección propia, siempre ha estado rodeado de grandísimos productores, como son los mediáticos Rick Rubin, Brendan O’ Brien o el que ha dado forma al actual trabajo, T-Bone Burnett (famoso últimamente por ser el ganador del Óscar a la mejor canción, realizada para “Crazy Heart”), que ya trabajó con el músico neoyorquino en el disco de su banda “Bringing down the horse”.

En esta ocasión la labor del productor ha sido esencial, de hecho se ha rodeado de buena parte de sus músicos habituales, entre ellos destacan los brillantes guitarristas Greg Leisz (presente en muchas grabaciones country) y Marc Ribot, mano derecha de entre otros Tom Waits. También hay lugar para otro tipo de colaboraciones, como las voces de Neko Case y Kelly Hogan en los coros. Todo ello, dirigido a la perfección por T-Bone Burnett, consigue crear un clima muy especial, elemento esencial en el disco. Toda la instrumentación recrea un ambiente denso y que se hace patente en todas las canciones, no se repara en ello pero siempre se intuye en el fondo, creando a la postre la forma definitiva del álbum.

Quizás haya sido precisamente esta característica la que ha causado que se le achaque al nuevo trabajo cierta espesura y falta de “chispa” . Parece más bien que esa sensación es pretendida, frente al sonido más directo y “lúcido” del anterior, éste suena más introspectivo, más meditado y elaborado. Todo ello le hace poseer una fuerza no patente en una primera escucha pero latente en todo momento.

El núcleo central de los temas se mueven entre el country-folk clásico. Canciones como “Nothig but the whole wilde world”, “Everybody’s hurting”, “Holly rollers for love” o “Yonder come the blues” (ésta especialmente bonita), están perfectamente instrumentadas, las voces, tanto la principal como los coros, empastan perfectamente y se ponen al servicio de unas melodías evocadoras y bucólicas.

También hay algunos momentos en los que se acerca a un tono más oscuro y misterioso. “Lend a hand” se asemeja a las composiciones de Tom Waits, la sección de metales, la labor de la guitarras y las percusiones así lo indican. “We don´t live here anymore” explora el mismo terreno a ritmo de blues. Dos temas realmente sorprendentes por la perfección con la que están realizados. “Standin eight count” pretende mezclar el estilo general del disco con un tono más rockero. El experimento no da un resultado demasiado atractivo, desentonando con el magnífico nivel del álbum.

A la hora de evaluar el trabajo de Jakob Dylan hay que hacerlo de una manera objetiva y olvidando por completo sus parentescos y por supuesto rehuyendo de comparaciones disparatadas. Estamos ante un gran músico capaz de crear canciones a base de sensibilidad y talento. Teniendo en cuenta que éste es su segundo disco en solitario, es lógico imaginar, si todo continúa así, que es el inicio de lo que será una gran carrera.


Escrito originalmente para Tercera Información:
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article14734