2 nov 2010

"Mayhem", Imelda May


KEPA ARBIZU


Alguien dijo una vez que la única manera de asegurarse ir a la moda en algún momento es quedarse en un punto fijo y esperar a que pase a tu lado. Dicho de otra manera, todo es cíclico. Disertaciones aparte, es cierto que en la actualidad (seguramente casi igual que en cualquier otro momento) hay artistas que se dedican a recuperar el legado de la música de décadas atrás.

Imelda May realiza en cierta manera esa función. Basándose principalmente en el rockabilly y rock and roll de los años 50 le añade toques de jazz, blues o country. El resultado ha sido una de las artistas revelaciones de estos últimos años, especialmente con su disco del 2008 “Love Tattoo”.

Para su nuevo álbum pocas cosas han cambiado aunque sí es cierto que hay algunos detalles que indican que su sonido es algo menos “primitivo”: una producción más cuidada y la introducción de una mayor variedad de instrumentos y ambientes musicales.

Para nada ese leve matiz puede ser tomado como algo que vaya en detrimento de la personalidad que ha mostrado hasta ahora Imelda May. Al contrario, es señal de su capacidad para abarcar, con igual solvencia, otros registros.

Pero en “Mayhem” sigue habiendo rockabilly. Crudo y salvaje por parte de temas como “Pulling the rug”, “Pscycho” y Sneaky freak” o en un terreno más swing como la canción que da nombre al disco. El jazz, perfectamente ambientado tanto en instrumentación como en tono de voz, se hace presente en “All four you”, “Inside out”, o “Too sad to cry”, ésta la más clásica de todas. Aparte también hay guiños al country, “Eternity”, a las bellas melodías folks como “Kentish Town waltz” e incluso a los sonidos fronterizos con “I’m alive”. El único mínimo “pero” que se le puede objetar es la versión de un tema ya demasiado sobado como “Tainted love” que poco tiene que aportar.

En resumen, un disco que sirve para demostrar el talento de Imelda May, dejando claro su amplitud de registros y confirmándola como una de las voces más especiales, capaz de sonar fuerte, delicada o sensual según la ocasión la requiera.