11 ene 2011

Deer Tick, "The black dirt sessions"


KEPA ARBIZU


Aprovechando el inicio ya casi inminente de la gira de Deer Tick por estos lares es buen momento para recordar su estupendo último álbum, “The black dirt sessions”.

Formado por los descartes de su anterior trabajo, aunque nadie lo diría viendo el resultado final, la banda en la que se esconde el compositor John McCauley III y a la que para este caso se ha incorporado el guitarrista de Titus Andronicus (otra banda recomendable que mezcla a The Pogues, The Clash y the Replacements) Ian O’ Neil, suena mejor que nunca, sabiendo transformar su sonido según lo requiera cada tema.

Tema aparte es la voz de su cantante, que ha llegado a un punto en que funciona como un instrumento más y se compacta a la perfección con la sonoridad de cada tema. Con un tono rascado y la mayoría de veces lúgubre, saca todo el provecho posible a sus cuerdas vocales.

En este disco nos podemos encontrar casi cualquier género del rock clásico, eso sí, tamizado por la personalísima forma de esta banda. Desde el soul meloso que subyace en “Choir of angels” pero presentado con un manto oscuro, al folk “rasposo” de “Sad sun”, con un ambiente árido cercano a los que realizan Felice Brothers o Avett Brothers.

“Twenty miles” es una epectacular canción, instrumentada y perfectamente trabajada en las voces donde desprende todo su talento en la melodía . Las mayores cotas de dramatismo llegan con las desnudas “Goodbye dear friend”, ayudada sólo de un piano, o en “Christ Jesus”. Si “When she comes” tira de la épica del rock sureño y “Mange” de su exhuberancia instrumental, con “Blodd moon” se adentra en los mundos más oscuros y tenebrosos.

Si esto de la música consiste en conseguir transmitir sensaciones, este álbum de Deer Tick lo logra sobradamente, por lo que se convierte en un disco esencial de escuchar.