17 feb 2011

"Keys to the Kingdom", North Mississippi Allstars


KEPA ARBIZU



La banda formada por los hermanos Dickinson (Luther y Cody) y Chew (bajista) muy pronto dejaron atrás la posibilidad de ser encuadrados como una “jam band” o un grupo dedicado estrictamente al blues para consolidarse como una de las bandas de rock and roll, en su sentido más amplio, más potentes y de mayor talento en el panorama actual.

Su nuevo trabajo, “Keys to the Kingdom”, como es lógico nace marcado por la muerte del padre de dos de los integrantes, el genial productor y músico Jim Dickinson y su “espíritu” está presente en esta grabación de muy diferentes formas. Quizás la influencia que tiene este aspecto tanto en las letras como en el estilo musical sean los detalles más obvios pero no hay que olvidar otros menores como poner su nombre en los créditos como productor, las colaboraciones tan distinguidas que hay o que la grabación haya sido realizada en el estudio familiar Zebra Studios.

Sobre todo si lo comparáramos con su hasta ahora último disco “Hernando” (obviando directos y el disco dedicado al folk exclusivo a la venta en su web), que era un ejercicio de fuerza y músculo, el actual tiene un abanico estilístico mayor, más derivaciones y sobre todo un peso indudable del rock de raíces, otra herencia clara del progenitor desaparecido.

Tanto es así que es fácil ver la sombra de los Rollin’ Stones en el tema con el que se inicia el disco “This A’Way”. El gusto por el rock clásico americano se cuela por las emocionantísimas “How I wish my train would come” o “Ain’t no grave”, esta segunda con la guitarra invitada de Ry Cooder y dos claros ejemplos del poso sentimental que recorre todo el álbum.

Mavis Staples pone su portentosa voz en “The Meeting”, una melodía a medio camino entre el gospel y el blues rural, género con la que se emparenta “Let it roll”. Más sucios y “violentos” suenan en “New Orleans walkin’ dead”, como salidos de una mezcla entre Soledad Brothers y Gun Club. “Ol’ Cannonall”, en la que participa Alvin Youngblood Hart, se sitúa entre el blues y el country, que se presentará esta vez en su faceta más rockera en “Hear the hills”. El colofón al disco lo pone “Jellyrrollin’ all over heaven”, cercano a un sonido de “raíces” por el que se mueve en los últimos tiempos los Black Crowes y con piano de Spooner Oldham incluido.

“Keys to the kingdom” es un disco que demuestra de nuevo la versatilidad de North Mississippi Allstars y que más allá de su total dominio de cualquier palo o derivación del blues, son capaces de acercarse al rock clásico por medio de un álbum soberbio en el que además influye ese halo de homenaje que sobrevuela por todo él y que todavía lo hace más especial.