15 may 2011

"Marble son", Jesse Sykes & The Sweet Hereafter


KEPA ARBIZU


Jesse Sykes & the Sweet Hereafter nació como la unión, principalmente, de Jesse Sykkes y Phil Wandscher , la primera proveniente de Harmony y el segundo de los más famosos Whiskeytown, en donde también estaba Ryan Adams. Vistos los precedentes no era difícil sospechar que su sonido se movería entre el country-folk y el rock.

“Marble son”, su nuevo disco, ha supuesto un cambio sustancial en su sonido a lo que se le pueden buscar algunos posibles “culpables”, como por ejemplo las compañías que últimamente se han buscado que incluyen a bandas como Hearth, Black Mountain o Sunn O))).

Es muy probable que estos grupos hayan supuesto algún tipo de influencia a la hora de construir este nuevo álbum, con un sonido más denso, onírico y con gran presencia de las guitarras, cosa que se podría sospechar con sólo visualizar la portada, pero también hay que reconocer que en anteriores discos de Jesse Sykes se podía encontrar un cierto gusto por lo misterioso y/o trágico y la apuesta constante por dotar a su sonido de una base musical contundente. Por lo que este nuevo rumbo no parece para nada arbitrario.

A lo largo de este “Marble son” la constante será ese armadura sonora creada por su banda y principalmente por el sonido que desprende la guitarra de Phil Wandscher y que hará que el disco contenga una ambientación homogénea que como dije antes, se mueve entre los misterioso y lo onírico pero a la vez con una forma contundente y afilada. Así se demuestra desde el primer tema (“Hushed by devotion”), largo en su duración y con una atmósfera típica del sonido San Francisco, característica común a lo largo de todo el álbum.

A partir de ahí todo se moverá por esos derroteros, la misión será dar pinceladas, matices a un entorno común. Habrá sonidos más folkies y acústicos, o menos eléctricos, como el tema que da nombre al álbum o “Bet it me, or be it done” ; explosiones guitarreras como “Pleasuring the divine”; sonidos más rockeros, “Your own kind”, o tonos más sureños y cercanos a la Joplin con su Big Brother & The Holding Company (“Ceilings high”).

En definitiva, y volviendo a usar la metáfora de la pintura, “Marble son” es como uno de esos cuadros que alguno puede pasar de largo y no fijarse en ellos pero si llama su atención y decide observarlo le atrapará con su ambientación y le imbuirá por completo con la magia que desprende.