6 nov 2011

"It ain’t human", The Cubical. Rock and roll sucio y oscuro desde la cuna del pop


KEPA ARBIZU



Uno tiende a relacionar, de manera algo ingenua, algunos lugares que han sido míticos en la historia del rock con un estilo muy determinado. De tal forma que no es extraño asociar a Chicago con el blues, Nueva Orleans con su característico mestizaje de sonidos “negros” o Liverpool, cuna de The Beatles, con las melodías pop. Precisamente de dicha ciudad inglesa provienen The Cubical, que rompen esta “teoría” al facturar un rock and roll oscuro y agresivo.

El grupo presenta su segundo disco (“It ain’t human”), cosa que para cualquier grupo supone un reto y mucho más si con su debut, como sucede en este caso, crearon unas altas expectativas sólo bajo la mínima duda si serían capaz de sonar personales y eliminar los reparos por el hecho de poder convertirse únicamente en una, muy válida, mezcla de influencias.

Todos esos miedos quedan eliminados en cuanto se escucha, y disfruta, este álbum y en el que eso sí, se mantienen las referencias básicas de su antecesor (“Come Sing These Crippled Tunes”) pero manejadas de una forma todavía mas contundente y esencial (por lo tanto oscura). Su sonido sigue bebiendo básicamente del blues, del garage o el rythm and blues. Uno de los valores que sostiene al grupo es la contundente voz de su cantante, Dan Wilson, que entronca con la tradición de bluesmen como Howlin’ Wolf u otros intérpretes como Tom Waits, Captain Beefheart, ambas referencias esenciales a lo largo de todo el disco, o el propio Nick Cave.

El disco arranca con la potencia de “Dirty shame”, un tema que deja bien a las claras la rotundidad con la que estos jóvenes ingleses ejecutan esa ensalada de influencias. En esta ocasión se trata de un rythm and blues, con su sección de metales, que juega con el clasicismo de unos Dr. Feelgood pero interpretada de la forma turbia de “Pussy galore”. Con “Rag time army” llegará el momento de interpretar con saña “un rock crudo. Será con el medio tiempo oscuro de “Are we just lovers” con el que decelere algo el ritmo.

“Falling down” es un blues etílico con aires cabareteros y en el que el piano adquiere un papel fundamental. “The mith of Willie McGrath”, con un tono más jazzístico, perfectamente podría ser interpretado en la misma cantina que la anterior y dentro de la misma noche, y en la que supondría el éxtasis final. Mención aparte se merece un tema como “Three Drop Jameson Mechanism”, que da forma a uno de los ritmos más frenéticos y adictivos escuchados últimamente y que aglutina toda la esencia de The Cubical que acaban por sonar como un Tom Waits totalmente desquiciado.

Pero no sólo de la música negra y sus variaciones vive The Cubical. El country también tiene su espacio en la estrategia musical del grupo. Así por ejemplo se puede presentar con “Walking around like Jesús”, en la que lo escenifican con un ritmo punk alterado o en su formato más lúgubre y épico, "An ode to Frank Biberkopf". Un sonido más clásico, mezclado con el rock and roll y que por lo tahttp://www.blogger.com/img/blank.gifnto recuerda a las grabaciones realizadas por Sun Records, desprende “Worry”. Para esta ocasión el tono de voz del cantante se aleja algo de su crudeza y opta por la profundidad a la forma y manera de Elvis Presley o Johnny Cash. Mecanismo que también utilizará en la lenta y acústica “Paper walls”.

“It ain`t human” es un disco trepidante, repleto de fuerza, aunque con sus momentos más tranquilos pero de similar contundencia, que disipa cualquier duda sobre la banda inglesa y que les consolida como poseedores de un sonido genuino y agresivo que engloba desde las esencias de la música negra hasta la rabia más rockandrollera. Sólo queda disfrutar con el álbum y esperar que sea uno de los escalones de un largo, y esperanzador, recorrido.

Escrito originalmente para:
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article30411