10 jul 2011

"Give till it's gone", Ben Harper


KEPA ARBIZU



Explicar el éxito de Ben Harper puede ser relativamente fácil si hacemos un examen de sus cualidades. Es capaz de alternar con facilidad diferentes estilos, que van desde el soul romántico al rock más agresivo pasando por su lado más reivindicativo, saliendo bien parado de ellos. A ello hay que añadir su carisma y porqué no decirlo su buena presencia.

Quizás precisamente en esa heterodoxia esté su pequeño talón de Aquiles y en el hecho de no afianzar el tipo de sonido en el que mejor se encuentra, posiblemente la mezcla de soul y blues que tan magistrales resultados ha cosechado, como por ejemplo en el disco junto a Blind Boys of Alabama.

“Give till it’s gone” es el regreso de Ben Harper en solitario desde que grabara “Both sides of the gun” aunque en verdad vuelve a estar acompañado de su grupo Relentless 7 (Jesse Ingalls, Jason Mozersky y Jordan Richardson), a pesar de que no aparezca bajo ese nombre. Un álbum que su creación está marcada inevitablemente por los duros momentos personales del músico tras su divorcio de la actriz Laura Dern.

Desde un inicio queda patente el influjo de la banda, materializándose en un sonido contundente de guitarras que a veces desprenderá un aroma evidente a los Crazy Horse (en el tono oscuro de “Don't Give Up On Me Now”, en la explosión guitarrera que se produce en ”I will not be broken” o en el más evidente homenaje a Neil Young en “Rock.N’ Roll is free”) o con sonidos más “actuales” como el de “Clearly severaly”.

La psicodelia con esencia a Beatles se filtrará en los temas compuestos, casualmente, por Ringo Starr, “Spiling faith” y “Get there from here”, en los que también interviene como batería. El lado más soul aparece en su vertiente más romántica y sentida en “Feel love” mientras que la rockera lo hace en “Waiting on a sign”. “Pray that our love sees the dawn” es una cálida canción en la que la colaboración de Jackson Browne ayuda a dicho resultado.

Un disco que muestra las diferentes caras de Ben Harper y aunque en todas apruebe, hacen que la media del disco baje algo y caiga en algunos altibajos. A pesar de todo tiene grandes momentos que dejan claro el talento del norteamericano y su capacidad, ya demostrada, para hacer grandes discos, que este no parece ser uno de ellos.